"En el pueblo de Vélez-Blanco, en Almería, un hombre solitario, sin familia y amigos, paseaba triste y desconsoladamente, cuando sin darse cuenta se encontró frente a una fuente que tenía un pequeño jardincillo anejo a la misma.
Sin pensar mucho en lo que hacía, arrancó una rosa de uno de los rosales que crecían en dicho jardín. Al momento el rosal desapareció.
Ante el susto que la desaparición causó en el hombre, sintió una gran sed e inclinándose sobre uno de los caños bebió agua ávidamente.
Conforme estaba inclinado bebiendo agua del caño vio reflejada en el agua el rostro de una hermosa mujer, que, con una voz muy dulce, le dijo:
-Serás mi marido, ahora coge la rosa que has arrancado, tírala al agua y pide un deseo, sólo uno y si se te cumple y me desencantas seré tu esposa para toda la vida.
El hombre hizo lo que le ordenó la mujer y al punto quedó desencantada. De un salto salió de la fuente en carne y hueso. El hombre rejuveneció y se casaron.
Las consejas del pueblo dicen que todo aquel que bebe agua en dichos caños, al cabo de un año vuelve a casarse con una mujer de este pueblo. Pero no dice nada si ocurre lo mismo cuando es una mujer la que bebe esa agua milagrosa."
Conforme estaba inclinado bebiendo agua del caño vio reflejada en el agua el rostro de una hermosa mujer, que, con una voz muy dulce, le dijo:
-Serás mi marido, ahora coge la rosa que has arrancado, tírala al agua y pide un deseo, sólo uno y si se te cumple y me desencantas seré tu esposa para toda la vida.
El hombre hizo lo que le ordenó la mujer y al punto quedó desencantada. De un salto salió de la fuente en carne y hueso. El hombre rejuveneció y se casaron.
Las consejas del pueblo dicen que todo aquel que bebe agua en dichos caños, al cabo de un año vuelve a casarse con una mujer de este pueblo. Pero no dice nada si ocurre lo mismo cuando es una mujer la que bebe esa agua milagrosa."
Ale, ya sabes, Edu, que vas a rejuvenecer (no mucho por Dios), pero olvídate de casarte con nadie que no sea yo, dentro de 1 año o de 25.